Pero...Añá (espíritu del Mal) no estaba de acuerdo.
Entonces sopló con fuerza sobre las hogueras, desparramando las pequeñas brazas por los aires....
Viendo esto, Tupá bajó a la tierra y transformó las pequeñas bracitas en isondúes (bichitos de luz) que se alejaron volando, volando y así, distrajeron la atención de Añá... mientras Tupá, enseñaba a los hombres la forma de conservar el fuego.
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